II San Silvestre
Trail de Pedrezuela
La de Pedrezuela era la San Silvestre que
más ganas tenía de hacer a priori, la única que hubiese corrido este año si no
llego a realizar el reto.
Ha sido la carrera que más pronto sacó los
dorsales y por la que me tuve que decidir sin pensármelo mucho como plantear y
presentar el Reto 101.
He de decir que la C.D.T.E. Montaña
Pedrezuela se ha volcado desde el principio, desde que les mandé el mail pidiéndoles
que me ayudasen en con el reto, me han respondido en un segundo y han hecho una
difusión tremenda por sus redes sociales en todo momento, lo cual les agradezco
públicamente, ya lo hice por mail y hoy en persona, pero quiero que quede por
escrito porque se lo merecen.
Ya conocía el recorrido pues la corrí el
año pasado pero ocurre una cosa en la montaña, ni las montañas son siempre la
misma, ni uno es siempre el mismo, a la montaña hay que quererla y respetarla,
porque ella te puede dar una buena lección, yo hoy he aprendido mucho.
Me desperté no muy descansado y con unas
flemas tremendas, el catarro seguía enganchado, ésta vez en el pecho, en los
pulmones.
Cuando llegué a Pedrezuela, me presenté a
la organización, dejé información del reto y de FunDame y me pasé saludando a cientos de amigos en
todo momento, no paraban de llegar, sois tantos que no puedo decir nombres u ocuparían
toda la crónica.
Sois todos geniales y se os quiere.
La carrera comienza con mucho frio y mucho
viento, yo no me encuentro regular y salgo muy conservador, en los primeros
kilómetros voy bien pero noto que se van cargando las piernas, y todavía quedaban
15 kms y tres carreras más…un poco antes de cruzar el rio se forma tapón, adelanto
y cruzo por el agua, quedándome con las zapatillas mojadas todo el tiempo, me situo
en la otra orilla y hago unas fotos de la gente cruzando. Pasan todos y me
quedo de los últimos, seguimos unos kilómetros para arriba, y para arriba…primer
avituallamiento self service…los mejores recuerdos que tengo de la carrera del
año pasado son los voluntarios y me extrañó no ver a nadie allí. Había un chico
con una lesión, esperando al corredor escoba y Rafa Espartano Caprus, dando ánimos
y desprendiendo alegría y solidaridad, como es él, alegre, feliz.
Sigo la carrera y voy junto con otra chica,
Lourdes, un par de kilómetros, luego sigo solo porque escuché que saludaba a
una persona y pensé que venían juntos. El caso es que decido ir solo y paso así
casi toda la carrera. Me descolgué del grupo y ahora deambulaba por las dehesas
de Pedrezuela mi catarro, mis penurias, yo y mis pensamientos, no muy buenos.
Cuando los pulmones y las piernas no
quieren hacer caso a la mente, al final la mente acaba por rendirse, fui mucho,
casi todo el camino, andando, con las piernas cansadas, los pulmones
congelados, la garganta sin poder decir ni mu, muy propio en el lugar donde estábamos.
Pero no me podía rendir, no, por los niños,
las familias y por todos los que me apoyáis tanto con vuestras donaciones como
por vuestras palabras. Pero cuando la mente no quiere mandar estímulos
positivos se hace muy duro seguir, si no fuese por el reto, quizás hubiese
abandonado cuando veo en el kilómetro 8 a un tipo recogiendo las marcas de
señalización, me desmoralice. Seguí subiendo otro largo tramo por y cantos
rodados o por caminos de barro, todos
muy técnicos, muy duros.
En total pasamos tres controles de tiempo,
tres avituallamientos, pocos voluntarios pero todos muy alegres y serviciales. Cuando
llego al último me encuentro con un grupo de Protección civil y unas
voluntarias y me paro, me dicen unas palabras de ánimo pero yo no podía hablar,
no me salía la voz, solo pude alcanzar a decir “tengo un terrible catarro y me
encuentro fatal” una joven de Protección Civil me dijo que me retirase, al oírlo,
cerré mis puños con fuerza y se me escaparon unas lagrimas “NO PUEDO, estoy
haciendo un RETO” respondí. La joven sonrió y continuo, “entonces sigue hasta
el final, solo quedan 5 kms. Llévate lo que quieras de aquí” Había chuces,
turrón de chocolate, agua, bebida energética de Cantio, fruta…yo tome naranjas,
me sentaron genial…respondí que no podía llevar más peso encima (Correr con la
cámara grande hoy me ha pesado el doble).
“Entonces, llévate nuestro ánimo” Primer
ángel en 15 kms, pero lo encontré, por fin. A partir de ahí me encontré con
alguno más. Seguí con ese llanto en silencio que un tipo sensible como yo (o
ñoño más bien) suele tener últimamente. Seguidamente sentí como la energía de
mi padre pasaba al lado mío, desde el lugar del universo en que se encuentra,
llamémoslo cielo, me mandaba todo su apoyo y me decía que se sentía orgulloso.
En ese momento me encontré bien, pero sin poder hacer grandes esfuerzos, un
trote cochinero, nada más.
Llegué al río otra vez y me detuve para hacer
algunas fotos, lo mismo hice en algunas partes de la carrera bastante
atractivas. Entonces me cogieron Lourdes y su amigo David, que en realidad se
conocieron en la carrera.
Fuimos juntos hasta el final con todo tipo
de achaques, yo me caí, casi golpea la cámara el suelo, me hice una pequeña
herida en la rodilla y sentí una molestia en el hombro al caer, nada de
importancia…Lourdes tuvo problemas con su gemelo que el gran David, el tercer ángel
de la carrera, el segundo fue mi padre, arreglo con un estiramiento digno del
mejor profesional, lo mismo lo ha aprendido de algún partido de futbol, el caso
es que Lourdes pudo continuar; David, me pregunta por mi caída ¿estás bien? Yo no
me acordaba de la caída, pero él sí y se intereso por mí…seguimos andando hasta
la meta, nos acompañamos y llegamos tranquilos, no sé si fuera de hora, pero
muy contentos, al menos yo, porque había conseguido encontrar más ángeles en el
camino.
Al llegar a unos 100 metros de la meta,
antes de llegar al polideportivo donde estaba el arco, me encuentro con Juan,
Raquel y Pedro. Juan es un Caprus que está lesionado pero como han quedado hoy
para comer, no corre pero si apunta a la fiesta, como debe ser, es un campeón;
Raquel es una gran mujer, sus ojos y su mirada dicen todo de ella; Pedro es un
ángel que ha llegado a mi vida para darme ánimos y cuidarme, me protege y tiene
unos detalles que me emocionan. Se tenía que ir a comer con su novia, pero me
estuvo esperando para confirmar que llegaba bien, me acompañó al avituallamiento
y estuvo conmigo un rato, cuidándome.
Recogemos algo de agua y una voluntaria me
insiste en que estiré y que me cuide, otra mirada de amor, otro ser de luz…
Para terminar un bocata de panceta cortesía
de la organización y mientras me lo preparan más sonrisas y alegría de los
voluntarios. ¡Qué grandes sois! Trabajando por amor, a pesar del frio que ha
hecho…
Al rato me entero que mi amigo Celso ha
hecho una gran carrera y mi amiga Belén también, ambos han quedado terceros en sus categorías.
Me voy hacia el coche para cambiarme y
preparar la siguiente carrera y me cruzo con mi ángel de protección civil, el
del último avituallamiento, me dice que me cuide y me mejore, la abrazo y
siento esa paz que dejan los seres de luz.
Ha sido una dura carrera, no tenía el
cuerpo para 18 kms de montaña, pero me he enfrentado a ello y he ganado. He llegado
el último, pero he llegado. Nunca me hubiera retirado, los niños y sus familias
no lo hacen y yo no puedo dar un ejemplo negativo. Lo he logrado gracias a
todas las energías que me rodean, las palabras de apoyo, las caricias que da la
vida en forma de estas oportunidades de ayudar, porque no nos olvidemos, los
primeros que salimos ganando cuando damos somos nosotros. Y yo no sé si con el
reto cambiaré algo el mundo, pero sin duda, estoy cambiando yo, espero que para
mejor.
Muchas gracias a todos por seguirme.
Se os quiere.
Podéis aportar algún eurillo al RETO a través de:
Podéis aportar algún eurillo al RETO a través de:
http://www.deportistassolidarios.org/retos/reto_101_por_fundacion_menudos_corazones_y_fundame.html